Rotten Gossip And Chocolate.

Alex mide exactamente un metro con setenta y siete centímetros. Pesa cincuenta y cuatro kilogramos. Es bastante delgado, debido más que nada a sus delirios mentales que otra cosa.
Su piel es en extremo pálida, dándole un aspecto enfermo. Las únicas zonas de su cuerpo donde su piel toma algún color es alrededor de los ojos, donde tiene una tonalidad morada, y las muñecas y cuello donde suelen tomar un tono rojizo. Como su psicosis es algo avanzada, cuando tiene esos muy pequeños momentos de lucidez entra en un estado de desesperación causado por su propia enfermedad y talla con fuerza sus muñecas, algunas veces incluso el cuello, he ahí el porqué de la tonalidad rojiza.
Su cabello es negro y está un poco maltratado, por lo que las puntas pueden parecer grises. Tiene el pelo muy quebradizo, nunca lo deja más largo que la altura de su nuca.
Sus ojos son azules, carentes de brillo. Su mirada no es muy expresiva, en absoluto.
Extrañamente, sus dientes y uñas parecen estar perfectamente cuidados. ¿Por qué? Ni él mismo sabe. Pero le quitan un poco el aspecto enfermo que tiene. Sólo un poco.

BUENO. ¿Qué se puede decir de alguien con Psicosis Delirante? Escucha y ve cosas que no son. Usualmente queda cegado y sordo para las cosas reales, lo cual le ha provisto de muchos problemas. Sin embargo, éstos momentos no son permanentes. Su sentido de la realidad parece ser escaso, ya que sus delirios son muy fuertes como para poder ser considerado 'normal'. Debido a su enfermedad, es difícil hacer una descripición de su psicología. Sin embargo, cuando no está bajo algún delirio es bastante tímido. Sabe que no está bien, psicológicamente hablando, incluso entiende el grado de sus delirios, por eso es que tiende a ser muy tímido cuando está 'cuerdo'. Le gusta dibujar y escribir pequeños relatos, pequeños pues su poca cordura no le da para más. Su sueño más grande es poder terminar una novela, aunque nunca pasa de las tres páginas.
Siente cierta debilidad hacia los dulces, él asegura poder comer dulces eternamente y nunca cansarse de ellos.
Le gusta cantar en japonés, idioma que aprendió antes de cumplir 10 años por capricho de su hermano. Extraña y curiosamente, no le gusta cantar en otros idiomas. Tal vez en inglés, pero lo evita.
Es consciente de sus actos, por lo que sabe qué es lo que hace cuando está delirando. Claro, no logra contenerse ni nada por el estilo. Es más como que, cuando entra en estado de lucidez se da cuenta de las cosas que ha dicho y hecho.
Le gusta permanecer en su habitación, pues teme delirar en cualquier momento y hacer cosas que puedan dañar a otros.
Oh, pero... Sus delirios pueden durar días, incluso semanas. No es algo que pueda controlar. Y créanme que lo ha intentado.

Su historia no empieza el día de su nacimiento. Ni mucho menos en su infancia, no. A decir verdad su historia es bastante más simple. Tuvo un accidente cuando tenía 17 años en unas vacaciones familiares a japón, donde su hermano gemelo obtuvo heridas graves y él tuvo heridas más tratables. Mientras que su hermano fue internado por sus heridas físicas, un médico japonés se dio cuenta de algo en Alex. No parecía estar ahí. Al menos no mentalmente.
Poco, si no es que nada, fue lo que tardaron en darse cuenta que su problema era más grave de lo que pensaron al principio. Cuando Alex fue a visitar la habitación de su hermano, empezó a tener episodios de delirios algo cortos. Éstos se acentuaban con el paso de los días, y antes que se vuelva un problema más serio decidieron que debían internarle en un hospotal psiquiátrico. Antes que pudieran decírselo, él mismo fue quien llegó con sus padres y les pidió que le dejen en uno. Fue internado en el Hospital Psiquiátrico Amentia, el cual cerró y, como la Psicosis Delirante de Alex no fue curada sino que empeoró un poco, terminó por ser trasladado a Asylum Madness.  Lleva ya tres años y un poco más sin ver a su hermano, lo cual no ayuda a su situación. Aunque sabe que cerca de su cumpleaños 18 fue dado de alta, supone que algún día podrá ver a su familia.